El Bagrecico

el continuaba y peces más grandes pasaban por
su lado asustándole, él dijo no tengo otro camino, ahí empezaba a vivir más
aventuras paso por los malos pasos, Pero un día el cayo en las redes de un
pescador junto con las diferentes peces, y el hijo del pescador, lo cogió de
las barbas y lo arrojo al mar.
Un día todo el río vibraba con, millones de
peces. Algunos brincaban sobre las aguas en la oscuridad de la noche. El
bagrecito se arrimó a una orilla, hasta que pase el ultimo pez, hasta que todo
acabo en el mar.
El nuevo rió se unía con otro, formando el
Amazonas el bagracico entro a las primeras luces del día cuando en el bosque se
oían gritos de animales salvajes y ahí se recordó otra vez que el abuelo le
había hablado del rey de los ríos, entonces él ya había llegado al mar. Pues en
el rió más grande es donde debía de tener más cuidado con los buques. Una
madrugada subió a la superficie a ver el lucero después de bañarse el bagrecito
de había hundido en las aguas durante varias horas un paz le persiguió el pobre
bagrecito corría a toda velocidad.
Mucho tiempo viajo por muchos puertos,
puertos, haciendas, ciudades, el bagrecito después de todo llego al mar, el
bagrecito profundamente emocionado, digo el mar, el mar lo vio una noche de
luna.
El retornó a su riachuelo natal, fue muy
difícil, porque él se encontraba tan lejos y a través tenía que cruzar los
ríos, lo cual le exigía mayor esfuerzo. El vencía todos los peligro paso por
los malos pasos se salvó del rió de las mil vueltas, por suerte un pescador
encendió la mecha de un cartucho de dinamita para arrojarlo a una posada donde
no había escapatoria para miles de peces ni para el bagrecico ocurrió algo
inesperado. El pescador soltó inmediatamente el cartucho porque pensó que
porque él pensó que iba a estallar en su mano y corrió hacia el bosque con la
terrible explosión, algunos pájaros cayeron muertos. El bagrecico ya estaba
feliz cuando entro en su riachuelo natal después de haber vivido tantas
aventuras, pero no encontró al abuelo ni a su madre, nadie lo conocía y se dio
cuenta que ya era anciano y el salía a decir con su voz ronca orgullosamente.
Yo conozco el mar, porque de joven he viajado al mar y he vuelto, los peces
niños y jóvenes lo miraban con atención y un bagrecico en una noche de luna se
le acercó y le dijo ¡yo quiero conocer el mar, él le dijo ¿tu? Si abuelo. Bien
yo tenía tu edad cuando realice esta hazaña, le dijo el viejo bagre.
Francisco Izquierdo Ríos

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